Microplásticos: La vida bajo amenaza

Microplásticos: La vida bajo amenaza

Los microplásticos son una realidad ineludible en lo que comemos, en lo que bebemos e incluso en lo que respiramos. En Veganiza tu vida revisamos este tema en diferentes artículos que explican cómo llega el microplástico al organismo y cómo podemos evitarlo.

La investigación de Vicente de Pablos, para Traza, señala que “desde la década de 1950 hasta la actualidad, el ser humano ha producido unos 8300 millones de toneladas métricas de plástico, y solo un 9 % del consumo anual se recicla correctamente”.

Esto confirma los informes señalados recientemente, los cuales indican que la industria petroquímica sabía que los daños del plástico serían irreversibles, y que el reciclaje no es una opción viable.

El autor señala que “al día de hoy no existe unanimidad sobre qué tamaño deben tener para ser considerados como tales, pero la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), empieza a clasificar los trozos de plástico como microplásticos a partir de los cinco milímetros de diámetro”.

¿Cómo se dividen los microplásticos?

Esta investigación divide los microplásticos en dos tipos. Señala en primer lugar los microplásticos primarios, que son aquellas partículas que fueron fabricadas con tamaños mínimos para su uso, tal como ocurre con los polvos químicos, las micropartículas y otras piezas de fabricación microscópica, las cuales luego se transforman en microdesechos. Por contraste, los microplásticos secundarios, son aquellos que atraviesan procesos biológicos de degradación.

Un ejemplo relacionado a la alimentación está en el mar, dado que toda la basura industrial que es lanzada al mar sufre un proceso de descomposición, que luego es absorbido por el ecosistema, y así luego encontramos altos índices de microplásticos en mariscos, pescados y en la sal de mar.

Un ejemplo en la tierra es el deterioro de los neumáticos, cuyos desechos quedan en la calle, y en el aire, luego llegan a caudales de aguas residuales, y así pueden contaminar la tierra y los alimentos.

¿En dónde se encuentran los microplásticos?

Los microplásticos están en todo el planeta. Los encontramos en el fondo del mar, están en la Antártida y también están en la cumbre del Everest (aunque esto es obvio, dada la contaminación que deja el turismo de excursión). A nivel biológico, se han encontrado microplásticos en lactancia materna, en los fetos, y también en los fósiles de arqueología.

A nuestro organismo llegan a través de la alimentación, pero también los recibimos en altas cantidades en el agua, e incluso el aire que respiramos, también está contaminado.

Se ha bautizado el fenómeno de los microplásticos en la alimentación como “Efecto Caballo de Troya”. En la novela Odisea, de Homero, los aqueos se valen de un caballo gigante para entrar en la ciudad de Troya, lo cual ejemplifica el modo en que los microplásticos ingresan en nuestro organismo, como un gran caballo, que trae detrás de sí a un grupo de guerreros, que son bacterias, enfermedades y peligros que arrastra el material particulado.

Esto es una dicotomía también histórica, dado que el plástico se inventó como un material que sería de utilidad para la humanidad, pero termina siendo un factor mortal en el organismo.

Investigación de La Vanguardia

Tal como indica Ana Bozzano, en esta investigación de La Vanguardia, los microplásticos en el organismo son aún un tema en investigación. Su impacto no ha sido cuantificado, y no sabemos el efecto que podrá tener sobre ciertas patologías o enfermedades.

Esto no significa que la ingesta de material particulado sea algo leve, al contrario, advierte sobre graves efectos que la ciencia aún no ha podido diagnosticar sobre un proceso en curso, que es el camino que ha tomado la humanidad en un período capitalista e industrializado.

Como ejemplo, podemos ver el crecimiento en la producción de plástico desde la Segunda Guerra Mundial, en un momento histórico de auge del neoliberalismo como modelo de producción.

Principales alimentos con carga de microplásticos

El gráfico es con datos de Político
El gráfico es con datos de Político

En la investigación de La Vanguardia, se enumeran los principales alimentos con carga de microplásticos y su impacto en la dieta alimentaria. Los productos del mar son el principal grupo, con altos índices de microplásticos en pescados y mariscos.

También la sal de mar se considera un producto altamente contaminado.

Otro grupo importante es el agua, con diferentes fuentes de líquido expuestas a índices de microplásticos. Existen diferentes estudios, pero ninguno puede hacer grandes diferencias entre el agua de grifo o el agua embotellada.

En el primer grupo, influye la condición del agua en cada ciudad, según su origen y tratamiento. En el segundo grupo, las condiciones de embotellamiento y limpieza son un factor, pero en ambos casos hablamos de altas cargas de microplásticos que recibimos a través del líquido vital.

Entre los alimentos, surge la agricultura y ganadería como un proceso donde los microplásticos llegan a nuestros alimentos. En las carnes animales, esto es un fenómeno reiterado, dado que las y los animales sacrificados consumen fuentes de alimento contaminadas, sin procesar diferentes fuentes de microplásticos, tal como vimos en el mar, pero también en ganadería.

Algunas investigaciones indagan la presencia de microplásticos en alimentos como el arroz (de cultivo en agua), las frutas y verduras o incluso en la miel.

¿Cómo podemos evitar la expansión de los microplásticos?

Una alternativa importante son los productos biodegradables, los cuales tienen en su ciclo biológico la posibilidad de ser sometidos a procesos de reutilización, reciclaje, o correcta degradación.

En rigor, las cantidades de plástico nos llevan a un colapso global, por lo que esto sólo puede ser contrarrestado con campañas de los propios usuarios, que puedan permitir cambios a nivel doméstico, pero también a gran escala en el ámbito de las industrias.

En México, este problema está condicionado a la expansión de su capital. La Ciudad de México es una de las metrópolis más grandes del mundo, lo cual incide en altos niveles de contaminación del agua y del aire.

Los procesos industriales para abastecer de alimento a unas 23 millones de personas también es un factor de incidencia en la presencia de microplásticos en los procesos de alimentación de sus habitantes.

Investigación UNAM

La Universidad Nacional Autónoma de México presentó una reciente investigación, donde advierten de la presencia de material particulado en los alimentos, en el agua, y también en el aire de una de las ciudades más contaminadas del continente.

Las mediciones de polución coordinadas por el gobierno local, incluyen muestras de PM 2.5 y PM 10, dos índices que pueden medir la cantidad de material particulado en el aire. En el período de primavera, considerado como una “etapa seca” por la ausencia de lluvias, suben los niveles de polución en el aire, con altos índices de PM 2.5 y PM 10, además de registrarse niveles altos de ozono que derivan en la aplicación de Emergencias Sanitarias.

Desde luego, la ciencia y los ambientalistas han puesto el tema en discusión, con diferentes investigaciones que buscan poner cifras a un problema que crece entre las personas, casi invisible pero muy presente, configurándose como una amenaza para la humanidad.

Esto exige a las organizaciones y gobiernos a tomar cartas en el asunto, y definir el curso de la industrialización del planeta, para evitar la propagación del plástico como un arma de doble filo, que lejos de “facilitarnos la vida”, solo está acabando con ella en este planeta.

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