Violencia especista, una escuela de crueldad
Por Carlos Olivares
“Violencia engendra violencia”, dice el dicho, pero cuando se trata de violencia contra les animales no-humanos, de violencia especista, parece haber un punto ciego. Esta ceguera perpetúa la violencia contra animales, también es un laboratorio para la violencia hacia humanos porque en ella se producen las personas violentas, los objetos para llevar a cabo esa violencia, y la ideología que la justifican, todas ellas que se usan después en humanos.
Crisis humanitaria en México y violencia especista 
Consideremos un momento la relación que hay entre la crisis humanitaria que atraviesa nuestro país y la violencia hacia otras especies: la producción de centenas de miles de trabajadores traumatizados por tener que matar para sobrevivir, la producción de infraestructura para la masacre y desaparición sistemática de cuerpos, la normalización de nuestro ambiente de zonas de tolerancia donde se permite la masacre sin miramientos.
La violencia especista es una escuela de la crueldad, y por lo tanto descifrarla correctamente es una necesidad para la construcción de paz para las sociedades humanas además de para las demás especies animales. ¿Qué la origina? ¿Quién se beneficia? ¿Es realmente un destino inevitable?
Y es que la relación es innegable, en varios de los peores casos de violencia en México reciente, la violencia especista se relacionaba de alguna manera. ¿Cómo no relacionar que los pocos restos que se han encontrado hasta ahora de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, han sido encontrados en un paraje llamado “La carnicería”? ¿O qué los restos de la hija de la legendaria madre buscadora, Maricela Escobedo, fueron arrojados junto a los restos de animales para camuflarlos; o el modus operandi de los feminicidas seriales llamados “caníbal de Atizapán” o del “carnicero de Ecatepec”; o el hecho de que granjas de explotación animal a menudo son centros de operación del crimen organizado para entrenamiento de sicarios o directamente para el exterminio de personas?
Paz con animal, paz entre humanos.
Considero que profundizar en esta relación entre la violencia contra los animales como preámbulo de la violencia contra las personas puede ayudar para avanzar en la búsqueda de desaparecidos, en la investigación de los perpetradores, a entender y prevenir la génesis de la mente criminal, en suma para avanzar en la construcción de paz, porque quizás ha faltado mirar con más detalle a ese punto ciego a la conciencia que son los sitios de explotación animal: en las granjas pecuarias, en los mataderos, en perreras, en las carnicerías.
Por último considero que para la superación de la violencia especista es fundamental entender que la degradación del modo de vida de les animales no humanos se desarrolla de la mano del capitalismo: la cosificación de los animales tiene una forma muy específica en nuestra sociedad, es su mercantilización, su reducción a la forma de mercancía y por lo tanto gobernada por la lógica del mercado. La violencia especista es entonces parte del sadismo del capitalismo para reproducirse material e ideológicamente. 
Desde esa perspectiva, buscaré en las próximas tres entregas de esta columna profundizar en como la violencia especista es una escuela de crueldad hacia los humanos revisando cómo produce los sujetos violentos, los objetos para violentar y finalmente, la ideología que justifica y naturaliza lo anterior. Pido por favor apoyo de la lectora o lector, que pueda hacerme llegar sus opiniones y críticas para avanzar en esta importante reflexión, escribiendo a charlyov@gmail.com
“Comer carne conlleva innumerables delitos, es la raíz del gran sufrimiento”
Lankavatara Sutra, texto sagrado budista
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