¿Sembrar o no la culpa en quienes consumen?
Por: Karina Benítez
Vamos a hablar de culpa y de decisiones, aunque las relativas con el consumo sigan siendo particulares, ¿nuestro discurso siempre debe ir en contra de la narrativa alimentaria y dirigido a culpar a los consumidores?
La comunidad científica recientemente anunció que el mes de agosto pasado nos acabamos los recursos que teníamos para todo el año, y a partir de los mese subsecuentes todo lo que consumamos esta generando una deuda con el planeta. Se dice que el 2030 será el año en el que se estima una catástrofe global si no cambiamos desde ahora el ritmo que llevamos.
¿Por qué las y los consumidores?
Si bien, como consumidores tenemos el poder de compra y apoyar a una que otra marca responsable, intentando causar el menor impacto en todos los sentidos, lamentablemente el sistema económico y corporativo es más grande que nosotros.
A la hora de señalar a los causantes y a los responsables en solucionarlo el lenguaje debe ser seleccionado cuidadosamente porque de eso depende la narrativa del problema.
Cuando la problemática se centra en el desafío se culpa a las masas por consumir demasiado. La narrativa de la culpa al consumidor perpetua la violencia a aquellos que no pueden cubrir el costo, desconocen el tema o simplemente no tiene acceso a las alternativas sostenibles.
En la industria existen los costos directos y los costos indirectos. Los primeros son los costos del producto y los indirectos son el costo que pagamos todes de alguna u otra manera en la producción de ese producto.
¿A quiénes y por qué repercuten estos costos?
La industria ganadera busca que el costo directo sea lo más bajo que se pueda, transfiriendo el costo indirecto a los animales viviendo en condiciones deplorables con un bienestar nulo.
El costo indirecto también lo pagan las comunidades vecinas a las granjas industriales (Caso de las comunidades mayas en Yucatán, MX) se ve reflejado en la salud, en los salarios y las condiciones de los trabajadores, en el impacto ambiental, entre otros.
Empresas gigantes en México exportan animales vivos y muertos a otros países acaparando ganancias económicas, mientras en México nos quedamos pagando los costos indirectos.
¿Qué podemos hacer?
Es importante que nos informemos sobre las regulaciones ambientales, de temas de derechos del consumidor, temas de justicia social, etcétera. La ganadería industrial nos impacta a todes y en este sistema nadie se puede excluir.
Aunque las decisiones de consumo sigan siendo particulares, nuestro discurso siempre debe ir en contra de la narrativa alimentaria y dirigido a culpar a los consumidores.
Referencias:
Euronews, 2023
BBC News, 2018
Faunalytics, 2023.