Poderosa industria de la explotación animal bloquea las alternativas verdes, afirma estudio
La poderosa industria de la explotación animal en la Unión Europea y Estados Unidos está obstaculizando el desarrollo de las alternativas más ecológicas necesarias para abordar la crisis climática, según revela un estudio publicado en el periódico The Guardian.
El análisis sobre el cabildeo, los subsidios y las regulaciones mostraron que los agricultores de ganado en la Unión Europea recibieron mil 200 veces más financiamiento público que los grupos de carne a base de plantas o carne cultivada. En Estados Unidos, los agricultores de animales recibieron 800 veces más financiamiento público.
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El dinero gastado en el cabildeo al gobierno de Estados Unidos por parte de los productores de carne fue 190 veces mayor que para las alternativas y fue tres veces más alto en la Unión Europea.
Las y los investigadores también descubrieron que casi todas las pautas dietéticas evitaban resaltar el impacto ambiental de la producción de carne y prohibían los productos alternativos utilizando términos como “leche”.
¿Por qué esto es grave?
Reducir el consumo de carne en las naciones ricas es fundamental para abordar la crisis climática. La producción de ganado provoca el 15 por ciento de todas las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Reducir el consumo de carne y lácteos también reduce la contaminación, el uso de tierras y agua, y la destrucción de bosques, con los científicos afirmando que es la forma más efectiva para que las personas reduzcan su impacto en el planeta.
“El poder del sector ganadero, tanto en Estados Unidos como en Europa, y la influencia política que tienen, es simplemente gigantesco”, dijo el profesor Eric Lambin, quien realizó el estudio junto con la Dra. Simona Vallone, ambos de la Universidad de Stanford, Estados Unidos.
La y el investigadores concluyeron que “intereses poderosos ejercieron su influencia política para mantener el sistema sin cambios y para obstaculizar la competencia creada por las innovaciones tecnológicas”.
Alex Holst, de Good Food Institute Europe, dijo: “Si bien la inversión europea en proteínas sostenibles ha aumentado en los últimos años, este estudio muestra que el sector todavía está recogiendo migajas de la mesa de la UE. El sector necesita inversión pública para escalar la producción y reducir los precios, o Europa corre el riesgo de perder enormes beneficios”.
