Muerte y ganadería: El problema de los cuerpos pequeños

Muerte y ganadería: El problema de los cuerpos pequeños

“Para proporcionar la misma cantidad de proteína animal, es necesario sacrificar muchos más animales pequeños que animales grandes, lo que aumenta considerablemente el número de animales que sufren. Además, los métodos de cría de animales más pequeños suelen provocar mayores niveles de sufrimiento, lo que agrava aún más el problema”.

La industria ganadera mata billones de animales cada año. Para consumir su carne, se asesina anualmente en el mundo un total de 74 mil millones de pollos, 1,4 mil millones de cerdos y 332 millones de vacas, entre otros animales terrestres (1).

También se mata un número incierto pero excepcionalmente grande de peces: el Sentience Institute proporciona una estimación intermedia para el pescado de piscifactoría de 111 mil millones (2). Esta cifra aumenta cuando se incluye el pescado capturado en medio silvestre: se estima que el número de peces asesinados en la pesca mundial está entre 0,97 y 2,74 billones (3).

Estas cifras son en sí mismas un motivo de gran preocupación para las y los defensores de animales, sobre todo porque se espera que aumenten significativamente en las próximas décadas a medida que los países de bajos ingresos se desarrollen y aumenten la demanda de carne. Sin embargo, cuando comparamos el número de individuos asesinados con el peso de la carne cultivada, nos encontramos con un dilema adicional.

Comparemos el pollo y la vaca. En peso, se consume un total mundial de 138 millones de toneladas de aves de corral al año y 77 millones de toneladas de carne vacuna (4). En otras palabras, es alrededor del doble de carne de pollo que de carne vacuna. Y, sin embargo, anualmente se sacrifican aproximadamente 223 veces más pollos que vacas.

Para quienes buscan reducir el sufrimiento de los animales, este dilema se conoce como el problema del cuerpo pequeño. El problema es simple: los animales más pequeños deben sacrificarse en mayor número para producir la misma cantidad de carne que los animales más grandes.

En consecuencia, elegir comer animales más pequeños en lugar de animales más grandes deriva en un mayor número de animales que sufren y son sacrificados. Esta idea analiza los desafíos que este problema plantea para las y los defensores de animales y sugiere algunas consideraciones para evitar el aumento del sufrimiento animal.

Tamaño y sufrimiento

El problema de los cuerpos pequeños es grave tanto en términos del número de animales criados como de los medios con los que se crían. Como vimos anteriormente, se necesitan alrededor de 200 pollos para producir la misma cantidad de carne que se obtiene al sacrificar una vaca (5).

En el caso de los animales acuáticos y los insectos, la proporción es aún más sorprendente. Se necesitan 20.321 camarones para producir la misma cantidad de carne obtenida al sacrificar una vaca (6). Para los grillos, suponiendo un peso promedio de 0,2 g y una tasa de conversión del 100% en harina de grillo, los 5.000 grillos necesarios para producir 1 kg de proteína dan como resultado una proporción de muertes entre grillos y vacas es de 1,6 millones por 1 vaca (7).

Si bien la sensibilidad de algunas especies de insectos y peces no está clara, hay pruebas sustanciales de que pueden sufrir (8). Además, el gran número de insectos o peces necesarios para proporcionar cantidades comparables de nutrición humana es un llamado particular a la precaución: incluso una pequeña posibilidad de subestimar su sensibilidad amenaza con una atrocidad moral intolerable y evitable (9).

Hemos subestimado constantemente la capacidad de sufrimiento de animales no humanos, con consecuencias devastadoras para billones de animales de granja. La falta de certeza sobre la sensibilidad de las especies animales más pequeñas debería prevenir, no alentar, los esfuerzos por cultivarlas de forma masiva.

El problema de los cuerpos pequeños se ve agravado aún más por el hecho de que los animales más pequeños tienden a ser criados en peores condiciones que los animales más grandes.

Una vez más, el ejemplo típico aquí es el de la vaca y la gallina. Si bien no debemos tolerar las prácticas agrícolas de ninguna de las especies, generalmente se acepta que una es preferible a la otra.

Las vacas tienen más probabilidades de tener acceso a pastos y, en comparación con las gallinas, tienen más espacio por animal en sistemas intensivos. Es mucho menos probable que las gallinas vean el exterior y están confinadas en condiciones mucho más hacinadas.

Viven vidas cortas en almacenes llenos de amoníaco y a veces crecen tan rápido que sus huesos se rompen bajo el peso de su propia carne. En Estados Unidos, el 70% de las vacas son criadas en granjas industriales, en comparación con el 99,97% de los pollos (10).

Podría decirse que los métodos de cultivo de peces son aún más problemáticos (y menos comprendidos). Los estándares de bienestar de los peces de cultivo son limitados y a menudo voluntarios: en 2015, solo el 6% de la producción acuícola mundial estaba certificada por los principales estándares privados voluntarios (11). Animal Charity Evaluators estima que las tasas de mortalidad previas al sacrificio son muy altas.

Las tasas de mortalidad de algunos de los peces más comúnmente cultivados se sitúan entre el 15% y el 80% (12). Además, y esto es crucial, algunas especies de peces de cultivo son carnívoras, lo que significa que incluso los peces más pequeños se sacrifican para alimentar a los peces de cultivo.

Para la cría de estas especies carnívoras (que incluyen el salmón, la trucha y la lubina), el problema de los cuerpos pequeños es una preocupación exponencial, siendo relevante tanto para la alimentación como para el consumo de peces (13).

Estos dos factores constituyen el núcleo del problema del cuerpo pequeño. Para proporcionar la misma cantidad de proteína animal, es necesario sacrificar muchos más animales pequeños que animales más grandes, lo que aumenta considerablemente el número de animales que sufren.

Además, los métodos de cría de animales más pequeños suelen provocar mayores niveles de sufrimiento, lo que agrava aún más el problema.

El problema del reemplazo de animales pequeños

Existe una variante de este problema que preocupa especialmente a las y los activistas por los animales.

El problema del reemplazo de animales pequeños aumenta el problema de los cuerpos pequeños al reconocer no sólo que consumir animales más pequeños aumenta el sufrimiento animal en general, sino también que existen múltiples presiones que empujan a las personas a comer animales más pequeños.

Las personas ecologistas que son consumidores de carne podrían reconocer el impacto de la producción de carne de vaca en el cambio climático y, por tanto, preferir al pollo como una fuente de proteína animal “menos dañina para el medio ambiente”. (Un ejemplo típico de este argumento lo presenta el título de un artículo del Smithsonian de 2019: ‘Elija pollo en lugar de carne de res para reducir drásticamente la huella de carbono, según un estudio’) (14).

Los profesionales de la salud advierten contra el contenido cancerígeno de la carne roja y procesada (principalmente de vaca y cerdos), y recomiendan en su lugar aves o pescado (15). Los productos avícolas también suelen ser mucho más baratos que los productos de carne de vaca. Según la Oficina de Estadísticas Nacionales del Reino Unido, por kilogramo, la carne de pollo y los huevos cuestan menos de la mitad del precio de la carne picada y casi cinco veces más barato que el filete de carne (aunque estas comparaciones dependen en cierta medida del tipo de productos que se comparan) (16).

Todas estas presiones pueden alentar a los consumidores a reemplazar su consumo de animales más grandes, como vacas y cerdos, por animales más pequeños, en particular pollo y pescado.

El problema del reemplazo de animales pequeños plantea un desafío particular. Las personas defensores que apelan a las preocupaciones ambientales o de salud (a menudo mucho más manejables) relacionadas con el consumo de carne corren el riesgo de motivar cambios en la dieta no de animales a plantas, sino de animales más grandes a animales más pequeños.

Una campaña bien intencionada que aprovecha las preocupaciones ambientales o de salud para alentar a los consumidores a comer menos carne podría lograr reducir el consumo de carne de res en algunas personas. Sin embargo, para quienes no tengan particular preocupación por la ética animal, el impacto del mensaje puede ser simplemente una transición de la carne vacuna a animales más pequeños. En otras palabras, la campaña podría inadvertidamente empujar a más consumidores hacia el pollo o el pescado, aumentando así los niveles generales de sufrimiento animal.

Ya estamos viendo una transición en el consumo de animales más grandes a más pequeños. En las últimas décadas, el pollo ha pasado de ser un producto ocasionalmente lujoso a la proteína animal más consumida a nivel mundial. En 1961, el pollo representaba el 12% del consumo de carne per cápita; en 2021, se triplicó hasta alcanzar el 39%, lo que la convierte en la carne predominante consumida per cápita por año a nivel mundial.(17)

Además, algunas investigaciones sugieren que las y los consumidores tienden a sustituir el consumo de carne de animales grandes por carne de animales más pequeños. Un estudio de 108 pacientes en un hospital de Londres encontró que la mayoría de pacientes pedía eliminar la carne de res, pero que el 72% pedía comer pollo o pescado en su lugar.(18)

Conclusión

En el centro de este problema hay una sencilla cuestión de escala: para obtener cantidades iguales de carne, más animales pequeños que grandes deben experimentar sufrimiento y sacrificio. Las implicaciones de este problema son significativas y múltiples.

Para obtener la misma cantidad de carne de una vaca sacrificada, se deben sacrificar aproximadamente 200 pollos. En el caso de peces pequeños y crustáceos, el número puede ser de miles. Para los insectos, millones.

Elegir reemplazar la carne de animales más grandes con animales más pequeños puede aumentar el número de animales criados en varios órdenes de magnitud.

Al mismo tiempo, existe una tendencia a que los animales más pequeños sean criados en condiciones más intensivas o a que se les alimente con otros animales en su cultivo. Esto agrava aún más el problema del cuerpo pequeño.

Las tendencias ya muestran que la proporción del consumo de carne per cápita procedente de animales más pequeños está aumentando. Además, múltiples presiones (en particular sanitarias, medioambientales y, en cierta medida, económicas) están empujando a la gente a sustituir su consumo de animales más grandes por animales más pequeños.

Vale la pena señalar una implicación particular del problema de los cuerpos pequeños: la disminución del consumo de carne no necesariamente se correlaciona con una reducción del sufrimiento animal. Si el consumo mundial de carne comienza a disminuir, incluso una modesta sustitución de carne de animales más grandes por animales más pequeños podría resultar en que muchos más animales individuales vivan en sufrimiento como resultado.

Recomendaciones

El problema de los cuerpos pequeños plantea un desafío importante para quienes buscan reducir el sufrimiento de los animales. Para evitar o mitigar sus implicaciones negativas, las y los defensores de los animales deberían considerar los siguientes puntos.

1- Las campañas que abogan por la reducción del consumo de carne deben comunicar claramente a los consumidores la importancia de sustituir la carne por fuentes de proteínas alternativas o de origen vegetal, en lugar de cambiar a otras formas de carne o productos animales. Esto es particularmente importante cuando las campañas atacan un tipo específico de producto cárnico, como la carne roja o procesada.

2- No subestimes el valor de los mensajes sobre crueldad animal. Si bien los flexitarianos preocupados por el medio ambiente o la salud pueden aumentar su consumo de animales más pequeños, los consumidores explícitamente preocupados por el bienestar animal tienen más probabilidades de tomar decisiones que realmente reduzcan el sufrimiento animal.

Bryant Research ha escrito anteriormente sobre el valor de los mensajes sobre crueldad animal, que según varios estudios son los más eficaces para reducir el consumo de carne. Los mensajes sobre crueldad animal también parecen dar como resultado una reducción de carne más duradera.

3- Se necesita más investigación sobre las formas específicas en que los consumidores están reduciendo y modificando su consumo de productos animales. Por ejemplo, ¿con qué la reemplazan los consumidores conscientes del medio ambiente que están reduciendo su consumo de carne de res?

Las evaluaciones de impacto de campañas específicas de defensa de los animales que evalúen las intenciones y elecciones dietéticas posteriores de la audiencia también permitirían que las campañas garanticen que eviten contribuir al problema del cuerpo pequeño.

Una investigación de Bryant Research

Referencias

1 https://ourworldindata.org/how-many-animals-are-factory-farmed 

2 http://fishcount.org.uk/published/std/fishcountstudy.pdf

3 https://ourworldindata.org/meat-production 

4 https://ourworldindata.org/grapher/animal-lives-lost-direct 

5 https://sentientmedia.org/do-fish-feel-pain/ https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0065280622000170 

6 https://www.wellbeingintlstudiesrepository.org/animsent/vol2/iss16/1/ 

7 https://ourworldindata.org/how-many-animals-are-factory-farmed 

8 https://animalcharityevaluators.org/research/reports/farmed-fish-welfare-report/#fn1-68-25596 

9 https://www.smithsonianmag.com/smart-news/eating-chicken-instead-beef-will-drastically-reduce-you r -carbon-footprint-180972392 

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