Xenotrasplantes: Explotación animal para trasplantar órganos a personas
En el reciente mes de marzo, la empresa PorMedTec anunció en Japón el nacimiento de tres lechones, esto dentro de su plan de experimentación para obtener órganos de cerdos para trasplante a personas.
Esta tendencia científica se aleja de la salud y se acerca a un negocio comercial, un fenómeno que irrumpe en aspectos bioéticos y antiespecistas, el que implica la muerte y explotación de miles de animales que son sometidos en la industria genética para el desarrollo de xenotrasplantes.
Ese es el nombre técnico que recibe esta práctica, xenotrasplantes, que son cultivos de animales para uso y trasplante de sus órganos o tejidos.
PorMedTec fue creada para difundir los resultados del Instituto Internacional de Investigación de Biorecursos de la Universidad de Meiji, quienes comienzan a trabajar con la startup de biotecnología eGenesis, de Estados Unidos, empresa que ya ha presentado avances en el desarrollo de cerdos modificados genéticamente para trasplantar sus órganos a las personas.
Este modelo de ciencia ha sido rechazado por transgresiones bioéticas para una práctica abusiva y mercantil.
La Dra. Alka Chadna, de la organización People for the Ethical Treatment of Animals (PETA), sostiene que estos experimentos “no son éticos, son peligrosos y representan un enorme desperdicio de recursos que podrían usarse para financiar investigaciones que realmente podrían ayudar a los humanos”.
Por su parte, José Curbera advierte el grado de crueldad animal, dado que “la calidad de vida del cerdo es pésima, dado que los cerdos son seres inteligentes y sociales, y los xenotransplantes no permiten tratar a los animales de forma que puedan tener libertad e interacciones sociales durante su vida, que consistirá en un aislamiento absoluto y continuos tests virales y bacteriológicos”.
Curbera complementa que “se sometería a los cerdos a condiciones de vida pésimas para ser tratados como herramientas para prolongar la vida de los seres humanos”, y explica que “nos encontramos con un proceso mediante el cual modificamos genéticamente a cerdos para que sus corazones sean compatibles con trasplantes hacia humanos y no generen rechazo. Esta es una cuestión que genera problemas éticos a varios niveles”.
EEUU y Japón encabezan experimentos
En contexto, decir que Japón tiene una muy baja tasa de donación de órganos, sólo un 3% de los pacientes de una lista de espera logran conseguir un trasplante, por lo que esta investigación busca reducir el déficit de órganos para trasplante del país.
Los procesos han sido objetados por el grado de crueldad en experimentos con animales, avalando un proyecto científico que involucra la muerte por experimentación de muchos animales.
En Estados Unidos, se registra una lista de espera de 100 mil personas que necesitan un trasplante, siendo el riñón el órgano más requerido. El equipo de xenotrasplantes -trasplantes entre especies- comenzó el proyecto de modificación genética de cerdos, esto para obtener órganos y tejidos que puedan aplicarse a seres humanos. El objetivo es concretar un trasplante de riñón en el año 2025.
“Nuestra misión es satisfacer la creciente demanda de órganos trasplantables, mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familias y reducir la carga económica asociada con la medicina de trasplantes”, establece la empresa japonesa en su página web.
En Estados Unidos, el año 2023 se registraron dos xenotrasplantes de órganos con procedencia animal. Ambos pacientes fallecieron un par de meses después de la cirugía, quienes estaban catalogados dentro de un rango experimental con esta operación.
“Esperamos aprovechar esto como una oportunidad para considerar los desafíos de los trasplantes de órganos humanos”, dijo en dicho comunicado el fundador y científico jefe de PorMedTec, Hiroshi Nagashima.
Una industria de explotación
La periodista Cristina Fernández afirma que casi 9 millones de animales han sido sacrificados en este tipo de experimentos sólo de la Unión Europea, pese a las dificultades que existen para obtener una cifra oficial de animales que son explotados en esta industria.
En la misma lectura, el comunicado de Animal Aid enfatiza que “una sociedad civilizada debería tratar de reducir la explotación, no extenderla a nuevas áreas”, y romper este absurdo antropocéntrico de matar a otros animales para surtir órganos a personas. Sobre el impacto ético y la relevancia científica, señalan que “usarlos [los animales] de esa manera, sea cual sea el posible beneficio para las personas, es inmoral. Sin embargo, también tenemos preocupaciones científicas: existen razones científicas claras por las que esta tecnología no producirá los resultados prometidos”.
Sobre los aspectos éticos de los xenotrasplantes, este texto advierte que “el uso de esta alternativa representa algunos desafíos éticos que surgen en la medida que esta técnica evoluciona. Existen algunos puntos que se deben considerar, no sólo desde la ética médica, sino también desde la política, el ambiente y el ámbito científico tecnológico”.
En este texto se indica sobre el principio de Responsabilidad de Hans Jonas (1995) que en su quinto punto advierte “el peligro de tener órganos genéticamente modificados de animales para un trasplante [que] podría cosificar, reducir a objetos la vida de los animales”, y va más allá al sostener que “con el enorme poder que le ha conferido a la técnica contemporánea, la humanidad puede autodestruirse en poco tiempo”.
Se ha argumentado sobre el desarrollo de xenotrasplantes para satisfacer a las personas en desmedro de la propia vida de los animales. Además, el desarrollo de estas investigaciones es muy lento y muy caro, la ciencia debe destinar estos recursos a soluciones óptimas para el bienestar de todas las especies.
No es una medida efectiva contra la necesidad de órganos, y se debe trabajar una política de salud pública que aumente el índice de donantes entre las personas, sin dar pie a modelos de explotación e industrialización de seres vivos.